Los renglones torcidos de Dios

Es totalmente cierto que un libro te transmite una cosa u otra en función de la situación de la vida por la que estés pasando. En cierta forma esto no es muy justo para el libro, pero no creo que sea algo fácilmente evitable y es parte de la gracia de la misma lectura.

Este libro llegó a mis manos recomendado por una amiga, en un episodio difícilmente entendible para una mente sana y me ayudó mucho a comprender cuán difícil es la vida de un enfermo y cuán paralela al mundo real vaga su mente.

Torcuato Luca de Tena crea una obra maestra con esta novela, si no tanto a la hora de redactar, sí a la hora de tratar un tema tan peliagudo con una destreza impecable. Impresionantemente documentado, me impactó sobremanera el leer en el prólogo que el mismo autor se dejó internar 18 días en un psiquiátrico real fingiendo estar enfermo, para vivir en primera persona lo que allí acontecía. Después de leer el libro y alguna documentación más sobre enfermedades mentales, me parece inaudito para la mente de una persona cabal someterse a semejante trance voluntariamente. No me cabe duda que esa experiencia terminaría por trastocar a la mente más fuerte.

La historia transcurre en un psiquiátrico castellano en el cual logra ingresar por iniciativa propia la protagonista Alice Gould, detective de profesión, con la idea de investigar un antiguo crimen que había quedado impune. Si está Alice Gould enferma o no es un tema con el que juega el autor durante toda la novela. Tu impresión va cambiando en función del avance de la trama hasta el punto de confundirte completamente en ciertos momentos de la misma. La inteligencia, carácter y saber estar de esta increíble mujer se ganará no sólo el respeto del lector, sino también el de los profesionales del centro tales como el archi vanagloriado Don César Arellano, psiquiatra por excelencia del lugar, y el de los mismos pacientes cuyas diversas historias no te dejarán impasible.

Un libro de suspense y acción que te llevará a darte cuenta de lo difícil que es diagnosticar una locura. ¿En qué punto no estamos todos en algún momento de nuestra vida un poco locos? Dejando al margen las enfermedades obvias mentales cuyos síntomas puedan saltar a la vista, ¿cómo de difícil es decidir que una persona es esquizofrénica o paranoica? ¿Cuánto saben realmente de la vida de un individuo los psiquiatras que deben diagnosticar una enfermedad, para determinar si éste está curado, trastornado o simplemente les está engañando? Todas estas dudas son las que la lectura de este libro me hizo plantearme, a la vez que crecía en mí una profunda admiración hacia esos profesionales de la medicina, que en un mundo poblado de locura intentan reescribir un poco las historia de estos Renglones torcidos y salvarlos del tortuoso camino donde han sido arrastrados sin razón aparente.

Una historia que a pesar de su narración un tanto arcaica, me gustó y enganchó desde el primer momento y en la que se agradece al autor el no haber simplemente novelado, sino también contrastado en una pequeña parte sus conocimientos al inventar y tratar un tema tan delicado. Una obra desconocida para mí, que me ayudó a comprender lo difícil que es este amplio universo de la locura, el cual paradójicamente autoestablece que cuanto más leemos sobre ella, más dudas nos surgen acerca de cuáles son los parámetros para definirla. 

                                                  Muchas gracias Ana por la recomendación.


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